Internet y el sexo del siglo XXI

Internet y el sexo del siglo XXI-1

Uno de los impulsos básicos de todo ser humano es la reproducción. De hecho, nuestra especia es, como cualquier otra, un virus que trata de expandirse y expandirse en todo momento. Esa función genética está incrustada en lo más profundo de nuestro ser, y aunque han pasado miles de años de cultura y socialización, permanece como algo importante. Porque al fin y al cabo, uno de los objetivos de nuestra especie es reproducirse. Lo ha sido siempre, incluso en una situación como la actual en la que la población ya supere por mucho a la que sería recomendable. Vamos camino de los 8.000 millones de personas en el planeta, y muchas de ellas sufren penurias por no tener una vida digna, nada que llevarse a la boca al final del día, o acceso a los derechos más básicos. ¿Tiene sentido crecer a este ritmo? El sistema imperante desde el siglo XX nos dice que sí, que por supuesto que hay que seguir creciendo. La rueda del consumo no puede pararse, porque de lo contrario la situación sería mucho más complicada.

Pero estamos gastando los recursos naturales a marchas forzadas, como si fueran ilimitados, cuando sabemos que no lo son. Nuestra inteligencia nos ha permitido sobrevivir y dominar el planeta, como especie. Hemos creado herramientas increíbles que nos han llevado al siguiente nivel, pero también hemos usado esas herramientas para el mal, provocando caos y destrucción. Internet, por ejemplo, surgió como un proyecto educativo pero pasó a ser una investigación militar al poco tiempo. Hoy por hoy es una parte indispensable de nuestras vidas, y todos estamos, en mayor o menor medida, conectados a este mundo virtual. En algunos casos, esa conexión llega a ser tan fuerte que puede crear incluso dependencia. De las redes sociales, de los mensajes de texto… Las nuevas formas de relacionarnos a través de los dispositivos móviles están cambiando por completo a la sociedad. El sexo, que lleva desde siempre siendo una prioridad, un pilar básico en nuestra existencia, también está sufriendo estos cambios. Y es que Internet ha llegado a todos los estratos de nuestra vida cotidiana, revolucionándolos de una forma u otra.  

Una revolución a todos los niveles

Los cambios que se han producido en los últimos años gracias a la interconexión que ofrece Internet han sido muy profundos. Tanto que, de hecho, han afectado incluso a la manera que tenemos de entender las relaciones. No solo de pareja o sexuales, sino a todo el entramado social. ¿Recuerdan cómo se quedaba antes de Whatsapp? ¿Lo complicado de concertar reuniones cada día en el trabajo al no existir el correo electrónico?

No es que hagamos cosas muy diferentes, pero las hacemos de una forma distinta, y habitualmente más sencilla para nosotros. Esto ha permitido que hoy por hoy podamos disfrutar de muchas más opciones, también en el ámbito sexual. La información es más amplia, y el sexo, aunque sea virtual, nunca fue tan accesible. Desde las apps de citas a la propia pornografía, Internet lo ha cambiado todo en estas últimas décadas.  

Porno mucho más accesible

Nunca antes se había creado tanto porno, ni se había tenido acceso a tanto material explícito. Hace tan solo tres décadas, los jóvenes experimentaban sus primeras punzadas de deseo sexual buscando revistas con chicas desnudas. Como mucho, podían acceder a alguna película porno en VHS, robada de casa de sus padres o de sus hermanos mayores. Ese descubrimiento era un punto de inflexión en nuestras vidas, incluso cuando la película fuera algo muy soft para esta época. Internet ha llevado al porno a un nuevo nivel, permitiendo que sea muchísimo más accesible por cualquier hoy por hoy. Es complicado, de hecho, mantenernos alejados del porno en la red, porque incluso en los anuncios que aparecen en ocasiones en otras páginas nos puede llegar ese estímulo. ¿Qué supone esto? Un acceso mucho más temprano a la pornografía puede ser determinante para la forma en la que entendemos el sexo.

El porno es entretenimiento, y ofrece una visión muy exagerada y tergiversada de las relaciones sexuales. Pero si es nuestra única información en torno a este tema, sentiremos que “lo sabemos todo” por ver mucho porno. Los expertos auguran que esa exposición masiva al porno puede conllevar consecuencias nefastas, sobre todo si no se controla. Hoy en día los jóvenes han perdido la capacidad de excitarse como antes, ya que los estímulos sexuales que les llegan son mucho más intensos. Cuando un chico tiene su primera relación sexual, por más que la disfrute, acaba pensando que el sexo debería ser mucho más espectacular. Como en el porno, al fin y al cabo. El choque con la realidad puede llegar a ser frustrante, así como las propias expectativas que nos generamos, intentando emular a esos profesionales del sexo.  

Prostitución 2.0

El oficio más antiguo del mundo también ha cambiado mucho gracias a Internet. En este caso, como en el del porno, ha sido una evolución del negocio gracias a estas nuevas posibilidades que ofrece la red. Si antes las chicas se anunciaban en los periódicos, ahora pueden hacerlo en páginas web y plataformas, con perfiles mucho más extensos y vistosos. Fotos, vídeos, tabla con los precios por servicio… Ya no hay límites de palabras ni de espacio, porque en Internet todo es infinito. Esto ha permitido que muchas chicas decidan entrar en el mundo del trabajo sexual y realizar los servicios por su cuenta, a su aire, sin depender de nadie.

Una solución cada vez más habitual, especialmente después de la pandemia, que también supuso un gran punto de inflexión en este trabajo. De hecho, existen otro tipo de opciones que son muy utilizadas por las chicas que quieren ganarse la vida a través del sexo, sin salir de casa siquiera. Las salas de sexo, con una cámara y un micrófono, siguen estando en boga para esas chicas que quieren tener un trato más directo con sus seguidores. Es lo que ocurre con Onlyfans, una plataforma de reciente creación que ha permitido que muchas chicas amateurs se vuelvan virales y ganen miles de dólares al mes con contenido erótico. Sin intermediarios, sin necesidad de grabar escenas que no desean, controlando todo lo que suben… Para muchos, esto también es prostitución 2.0, aunque está claro que este tipo de chicas, en su mayoría, no realizan servicios sexuales más allá de videollamadas calientes.

Un futuro complejo

Anticipar lo que va a suceder de aquí a diez años es casi un fracaso seguro. Y es que no hay más que echar la vista atrás, a principios de la década pasada, y ver cómo han cambiado las cosas desde entonces. Las nuevas tecnologías están trayendo cambios que no son solo profundos, sino también muy rápidos. Hoy en día es fácil quedarse atrás si no estamos atentos a todo lo que se mueve en Internet. ¿Cambiará definitivamente el sexo en las próximas décadas?

Muchos expertos apuntan a dos sectores clave: la realidad virtual y los robots sexuales. La inteligencia artificial está alcanzando un punto que para muchos es incluso preocupante, ya que hoy por hoy es fácil encontrar bots que emulan el comportamiento humano. Con la VR pasa lo mismo, una tecnología tremendamente inmersiva que nos va a permitir disfrutar de la pornografía de una forma revolucionaria. ¿Y el sexo real? Bueno, eso siempre estará ahí, aunque Internet lo cambie todo.